Sobre esta página

En la presente selección de textos se encuentran bosquejados años de vida, en los cuales lo único que jamás me ha abandonado ha sido la inquietud poética. Las temáticas son variadas, pasando desde problemas hondamente cotidianos, para luego adentrarse en ciertas intuiciones filosóficas que han sido garabateadas en algunos versos. Su participación como lectores es de altísima importancia, puesto que ustedes son, al final de cuentas, quienes me ayudarán a configurar los libros que, a partir de este espacio en la red , proyecto para el futuro.
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Mauricio Mena Iturriaga

sábado, 24 de diciembre de 2005

Palabras, solo palabras.



Porque callo, porque no me pongo de pie ni lloro cuando Chile sale campeón del mundo. No tengo grandes esperanzas, la mayoría de las que me fueron heredadas las he cambiado por un considerable monto de dudas y escepticismos. No me importa si al otro lado del mundo alguien prefiere hablar de política y no de sexo; al fin y al cabo da lo mismo, es lo mismo: un interminable monólogo camuflado de oidos que por debajo lleva un arsenal completo de lenguas aceradas. Es por eso que callo, que digo mucho para que no me crean nada. Algunos en este momento deben estar criticando la contradicción que la aseveracion recien dada puede aparentar. A ellos y a todos los invito a pensarlo dos veces. Quien habla es uno, quien escucha es uno, al fin y al cabo el otro solo sopla el aire para que el ego nos vuelva al cuerpo. Para que creamos en nuestra capacidad de escuchar.

Ahora, ¿de dónde esta terrible obsesión por el ego? ¿de dónde este afanoso egocentrismo?

Ante estas preguntas, sería algo simple culpar al sistema, a la sociedad (aunque esta si sea una fuerte influencia en dicho fenómeno). Invito yo a mirarnos de frente, dejar el maquillaje sobre el velador, las plumas y las lentejuelas en el ropero. Somos animales; sobrevivir o morir. Se nos cría en los valores de la otra mejilla, en ese altruismo que tanto mal a traido a nuestra especie, quien, por su falta de madurez, no ha sabido aprovechar de buena manera los dones de este valor.

Es en estas fechas, cuando todos se ponen melancólicos por la muerte de Cristo o porque se agotó el stock de algún estúpido regalo que querían para sus cercanos, que me da nausea nuestra ambigüedad. Dejemos de lado nuestro ostrasismo de seres superiores. La razón y sus miles de destellos que cada día más nos enceguecen. El asunto es bastante más sencillo. En todas las especies, al menos en la altísima mayoría, la reciprocidad es algo tan natural como para nosotros dormir. Es en esa reciprocidad (natural, animal, básica) que reside el método para entender, de mejor manera, este "complicado" valor altruista de nuestra civilización.

No somos una mejor especie que las otras por la razón; el altruismo es una forma de sobrevivir. Cuando en el reino animal nos referimos a la reciprocidad, hacemos alcance a cómo una especie ayuda a la otra de manera inconsciente en pro de la subsistencia. Tomemos el ejemplo de los elefantes y los hipopótamos. Es común ver sobre sus lomos pequeños pájaros que retiran las plagas que los acosan: piojos, garrapatas, etc. Y como estos enormes animales, muy agradecidos, le perdonan la vida... Claro, sería muy hermoso que fuera así, pero no lo es. Dichos pájaros, estan, de hecho, haciendo más fácil la vida de miles de hipopótamos y elefantes.
La reciprocidad es el facto científico. No una elucubración más a las cuales estamos tan habituados los humanos. Nos hacemos la vida más sencilla dicen algunos, nos hacemos la vida más compleja, dicen detras de sus lentes otros, mientras yo los miros y opino mil cosas a la vez, sin decir nada, absolutamente nada.

Mauricio Mena
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1 comentario:

N.A.D.A. dijo...

Creo que la razón o nuestro codigo, nos da la capacidad infinita, aun cuando dispongamos de 29 signos, de darnos vuelta por sobre las palabras y los significados, la maniquea actitud de aponer todo esta dada en el raciocinio que desenvuelve enfermizamente una meta-meta-meta-praxis, sin duda el problema del absurdo sinfin de el todo y la nada es la base de este comportamiento poco simbiotico que tiene el hombre, vive de esta constante oposicion, y si esque afirmara (el humano) algun dia que realmente nada tiene sentido y los significados son mas connotativos de lo que los teoricos tratan de ordenar por el bien del orden social, simplemte de volveria mas loco de lo que es, caeria en un giro de ª180 totalmente animal, mas animal y autodestructivo que el animal, que por lo menos no al logrado tal nivel de complejidad en su comportamiento como el hombre. Complejidad involutiva.

Saludos enfermo. Y trata de no ser tan "frasista" en tus comentarios en mi blog, me interezaria que desarrollaras tus purgaciones con igual desenfado que aca.