Cuando el mundo acabe
con su peste de alientos
como de una larga siesta
despertará el júbilo
y se poblarán los mares
ennegrecidos de tiempo
como el cielo nocturno
con perlas de fuego.
Cuando al fin se escuche
de los prados el lamento
y el río sangre revierta
se alzará el miedo...
desde lo hondo del bosque
vendrá enfadado el viento
a borrar con fatal tromba
las bestias del verbo.
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