Desfigurada la noche de tanta luna,
enferma la carne de tanto aliento,
hueso a hueso nos abandonan
las ganas, el entendimiento.
Nos vamos quedando en lo absurdo,
nos vamos bebiendo el tiempo,
y a solas con nuestra muerte
la levedad padecemos.
Entonces el vértigo nos arrebata
los últimos restos del vuelo
y amarrados a la gravedad
de hocico nos caemos.
El espejo ha dejado de engañarnos,
miramos los ojos del miedo,
el vacío desnudo queda:
la nada poseemos.
enferma la carne de tanto aliento,
hueso a hueso nos abandonan
las ganas, el entendimiento.
Nos vamos quedando en lo absurdo,
nos vamos bebiendo el tiempo,
y a solas con nuestra muerte
la levedad padecemos.
Entonces el vértigo nos arrebata
los últimos restos del vuelo
y amarrados a la gravedad
de hocico nos caemos.
El espejo ha dejado de engañarnos,
miramos los ojos del miedo,
el vacío desnudo queda:
la nada poseemos.
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