Mierda!
exijo la exoneración de mi memoria,
la absolución de mi pasado,
un cuento antes de dormir,
una casa en el árbol,
los chalecos de mi abuela,
la cacería de lagartijas,
los bolones de acero,
la colección de láminas
de Italia 90, los basuritas.
Carajo!
dónde ha quedado mi infancia,
los parajes del sur,
los viajes en tren a Valdivia,
los pasteles a 30 pesos,
los juegos donde existía el peligro,
los retazos de madera
con los que construíamos
flotas enteras de acorazados
y aviones que rompían la velocidad
de la luz, la inocencia...
Qué fue de Mister Hipo,
de los monstruos del ropero,
de las cartas que volando
traía el cartero del viento.
Quién se llevó la risa,
las pelotas de trapo,
los pantalones parchados,
las certezas imbatibles,
los mimos de mi madre.
Exijo a Dios
la retribución de mi vida,
en una cuota, sin pie
y sin intereses.
Demando al destino
por publicidad engañosa.
Y si llegase a encontrarme
con esa tal Esperanza, advierto
que no respondo
por mis actos...
exijo la exoneración de mi memoria,
la absolución de mi pasado,
un cuento antes de dormir,
una casa en el árbol,
los chalecos de mi abuela,
la cacería de lagartijas,
los bolones de acero,
la colección de láminas
de Italia 90, los basuritas.
Carajo!
dónde ha quedado mi infancia,
los parajes del sur,
los viajes en tren a Valdivia,
los pasteles a 30 pesos,
los juegos donde existía el peligro,
los retazos de madera
con los que construíamos
flotas enteras de acorazados
y aviones que rompían la velocidad
de la luz, la inocencia...
Qué fue de Mister Hipo,
de los monstruos del ropero,
de las cartas que volando
traía el cartero del viento.
Quién se llevó la risa,
las pelotas de trapo,
los pantalones parchados,
las certezas imbatibles,
los mimos de mi madre.
Exijo a Dios
la retribución de mi vida,
en una cuota, sin pie
y sin intereses.
Demando al destino
por publicidad engañosa.
Y si llegase a encontrarme
con esa tal Esperanza, advierto
que no respondo
por mis actos...
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